La retroalimentación comunicativa en Internet
La retroalimentación o feedback es uno de los elementos básicos de la comunicación. Cuando hablamos en una conversación cara a cara, miramos el rostro del interlocutor y leemos en él una actitud y una respuesta ante nuestras palabras. Sabemos si éstas son escuchadas, si interesan, si hay impaciencia, etc. Según esa lectura adaptamos el discurso que estamos haciendo. De igual manera, nos adaptamos a la situación: si hay ruido incrementamos el volumen de nuestra voz. La retroalimentación es inmediata y adaptamos el discurso a la lectura que hacemos de ella.
Al hablar por teléfono también buscamos y seleccionamos estímulos sonoros que nos indiquen el grado de atención que nos presta el interlocutor. Intentamos descubrir su situación y su actitud. El tono de voz es importante.
En las situaciones comunicativas mencionadas es importante el contenido del discurso, pero también lo es la situación y las respuestas gestuales o tonales que el interlocutor proporciona. Tan importantes son estos estímulos retroalimentativos que marcan o señalan unas distancias y acercamientos personales y también hacia los contenidos de los mensajes que se comunican. Esos estímulos también darán indicación sobre si emitir o no el mensaje previsto.
En la comunicación escrita todos estos estímulos no existen al desaparecer la figura del receptor. Ésta es imaginaria y, como tal, no emite las señales que alentaban la continuidad del discurso ni tampoco envía contenidos que los enriquecen. Ello hace difícil la comunicación, convirtiendo el diálogo en un monólogo. Tiene sus ventajas e inconvenientes. La atención se centra en los contenidos que se emiten o expresan. Quizás por ello consideramos que favorece en gran manera su aprendizaje. La dificultad, o una de ellas, es que la fluidez del discurso la tiene que crear uno mismo sin tener la ayuda del otro. En la comunicación presencial se aceptan o dan múltiples sobreentendidos, mientras que en la escrita se aceptan muchos menos. Lo que queda sin decir pero que se sobreentiende es enorme en la comunicación. Y muchas veces un escrito nos impresiona porque muestra de alguna manera ese abismo nunca dicho.
La comunicación en Internet es, hoy por hoy, escrita y esto presenta múltiples dificultades. La ausencia de retroalimentación comunicativa y la falta de complicidad entre quien escribe y quien lee obliga a explicar de alguna manera muchos supuestos de los que no se haría mención en la comunicación sincrónica. Quien escribe espera tener alguna noticia sobre el efecto de sus palabras. Por esto nos interesamos por retroalimentaciones post-discursivas: número de visitas y comentarios. Con la valoración que hagamos de ellas no modificaremos el discurso ya escrito, pero seguro que influirán en los discursos posteriores.
Al hablar por teléfono también buscamos y seleccionamos estímulos sonoros que nos indiquen el grado de atención que nos presta el interlocutor. Intentamos descubrir su situación y su actitud. El tono de voz es importante.
En las situaciones comunicativas mencionadas es importante el contenido del discurso, pero también lo es la situación y las respuestas gestuales o tonales que el interlocutor proporciona. Tan importantes son estos estímulos retroalimentativos que marcan o señalan unas distancias y acercamientos personales y también hacia los contenidos de los mensajes que se comunican. Esos estímulos también darán indicación sobre si emitir o no el mensaje previsto.
En la comunicación escrita todos estos estímulos no existen al desaparecer la figura del receptor. Ésta es imaginaria y, como tal, no emite las señales que alentaban la continuidad del discurso ni tampoco envía contenidos que los enriquecen. Ello hace difícil la comunicación, convirtiendo el diálogo en un monólogo. Tiene sus ventajas e inconvenientes. La atención se centra en los contenidos que se emiten o expresan. Quizás por ello consideramos que favorece en gran manera su aprendizaje. La dificultad, o una de ellas, es que la fluidez del discurso la tiene que crear uno mismo sin tener la ayuda del otro. En la comunicación presencial se aceptan o dan múltiples sobreentendidos, mientras que en la escrita se aceptan muchos menos. Lo que queda sin decir pero que se sobreentiende es enorme en la comunicación. Y muchas veces un escrito nos impresiona porque muestra de alguna manera ese abismo nunca dicho.
La comunicación en Internet es, hoy por hoy, escrita y esto presenta múltiples dificultades. La ausencia de retroalimentación comunicativa y la falta de complicidad entre quien escribe y quien lee obliga a explicar de alguna manera muchos supuestos de los que no se haría mención en la comunicación sincrónica. Quien escribe espera tener alguna noticia sobre el efecto de sus palabras. Por esto nos interesamos por retroalimentaciones post-discursivas: número de visitas y comentarios. Con la valoración que hagamos de ellas no modificaremos el discurso ya escrito, pero seguro que influirán en los discursos posteriores.
3 comentarios
Aura -
Conocí tu blog por un comentario que dejaste en Boulé, y encuentro muy interesantes sus contenidos. Un abrazo, Aura
Fabián -
Aura -