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fabian

¿Es objetiva la historia?

No soy capaz de contestar esta pregunta, pero pensando en ella se me han ocurrido una serie de reflexiones que parecerán exageradas, desorbitadas e incluso fuera de lugar. No por ello dejaré de exponerlas, por lo que os ruego que me perdonéis.

Hablar de historia es hablar de textos escritos que pretenden analizar un acontecimiento ocurrido o un período de tiempo. Es decir: textos escritos que han supuesto un tiempo de escritura y, sobre todo, de investigación. A las personas que escriben estos textos los llamamos historiadores. Escribo estas frases porque quisiera entroncar los textos que tratan sobre la historia con otros tipos de textos como los literarios, que forman parte de la “cultura” escrita de un país.

Cuando repaso los textos literarios, especialmente novelas, de las últimas décadas en España se me crea la imagen de un grupo de editores que deciden publicar unos textos y no otros. No sólo esto, sino que se me figura un entramado de “intelectuales” que en cierta manera deciden lo publicable y lo no publicable.

Así, por ejemplo, se decide o “se pone de moda” publicar literatura “realístico – social” y lo que no quede encuadrado dentro de estos parámetros o bien no se publica o lo publican editores con pocas posibilidades de hacer publicidad o de que esos “otros” tipos de literatura lleguen al público.

Lo digo porque durante un par de décadas el “pensamiento dominante” tenía determinada tendencia política y el escrito o pensamiento distinto y especialmente el opuesto a esa tendencia no era bien visto y, me temo, no era publicable.

¿Ocurre así también con los libros de historia?

Quiero decir que la publicación y publicidad de los escritos sobre temas históricos también están sujetos a los “pensamientos o directrices” de quienes pueden sufragar los gastos que supone la investigación y de aquellas líneas propuestas por los “totems” universitarios. Y, aunque no lo sé, me temo que en los ambientes universitarios y culturales de nuestra sociedad no ha reinado la suficiente libertad para poder hablar de “objetividad de la historia”

Perdonad estas reflexiones exageradas, desorbitadas e incluso fuera de lugar sobre este tema.

3 comentarios

Fabián -

demian:
Creo que tienes razón en muchos casos, aunque la utilización de los datos históricos por la política del momento es insaciable.
Un compañero me indicaba sobre un lugar (Ibiza) que como había habido un aposentamiento fenicio, posiblemente pudieran utilizarlo como "diferencia" y pedir la autonomía.
Pero estas "diferencias" no son atribuibles a la historia y a los historiadores sino a la utilización política de la historia.
Por eso creo que tienes razón en que hay historiadores que procuran la objetividad. Yo les admiro, pese a que en algunos casos los datos o informaciones que ellos han expuesto de manera objetiva se divulgan o llegan a nosotros con intenciones ya no tan objetivas.

miguel -

De reflexiones exageradas y desorbitadas, nada de nada. Me parece muy interesante, y no sólo en cuanto a lo que se publica sino también en lo referente a lo que "se investiga". Ahora mismo, por ejemplo, proyectos de encontrar las fosas comunes de la guerra civil son subvencionados con fondos públicos, y eso era impensable hace unos años. No sólo los editores, también las "subvenciones" (e incluso las becas de investigación) dirigen la interpretación de los hechos... Además siempre hay una modas, unos protocolos que se imponene en cada disciplina. ¿Se daría una subvención a un economista que planteara alternativas al capitalismo? Gracias por tu participación y un abrazo.

demian -

Si todo eso es bien cierto, pero también lo és que en muchas épocas se han conservado fanzines, escritos, documentos personales, imágenes y demás documentación que ha permitido ver varios puntos de vista de un periodo, además de la innegable aportación de la ciéncia para esclarecer algunos hechos. Con el tiempo y la consiguiente desparición de los intereses de los hechos acontecidos, se puede realizar una composición bastante adecuada a la realidad.

Un abrazo Fabián