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fabian

¿Es el hombre un animal más? ¿Tienen derechos los animales?

nos plantea este tema para que lo tratemos en los blogs.

¿Es el hombre un animal más?

Quizás el género humano se ha considerado a sí mismo como un ser extraño y diferenciado. La religión expresa el mandato de dominar la tierra y presenta la creación del hombre, Adán y Eva, como un hecho singular, diferente a la creación de los animales (o del resto de los animales). Parecía que la inteligencia era privativa del género humano, mientras que el animal poseía una mínima inteligencia que le daba el juego de la predación, pero no suficiente para el pensamiento, la creación de utensilios u objetos, el habla, el dominio del fuego, etc.

Es cierto que el mundo animal es muy diferenciado. Desde animales invisibles a nuestros ojos hasta impresionantes corpachones repletos de fuerza. Se admiraba la velocidad de unos, la fuerza de otros ... Quienes fueron nuestros enemigos porque les servíamos de alimento fueron eliminados en su mayoría. El temor hacia animales considerados como dañinos, tales como el lobo, ha perdurado hasta la actualidad. Animales que consideramos sucios, portadores de enfermedades, tales como las ratas, los seguimos combatiendo con saña. Salvo en algunos hechos poco frecuentes, aquellos animales que nos atacaban, si no eliminados, fueron confinados lejos de las poblaciones. Quedaban animales invisibles que no sabíamos que también nos llegaban a producir la muerte.

Como rey de la creación, el género humano utilizaba algunos animales en su provecho, además de para su alimentación.

Es esto un científico, un observador de la naturaleza nos plantea una nueva teoría: la evolución. Y en ella aparece el hombre como un eslabón más. Los periódicos de la época dibujaron a Darwin como un mono, ya chimpancé, ya gorila. Si el pensamiento humano había cambiado al desplazarnos Copérnico a un rincón de la galaxia, ahora aparecía otro gran salto que modificaba los parámetros. Este pensamiento destronaba al género humano como rey de la creación y lo establecía entre los demás seres del planeta.

A partir de este momento los cambios son enormes en los campos social y económico. Grandes ciudades que necesitan ser alimentadas por lo que los productos animales pasan a ser mercancías. Gran parte de la sociedad abandona el campo ya que éste no necesita la mano de obra que anteriormente se utilizaba. La mecanización, la producción industrial y el pensamiento basado en máximo beneficio con mínimo coste hace que animales que antes convivían junto a las personas pasen a ser confinados en granjas masivas y a exprimirlos al mayor grado posible. Pero toda esta explotación queda oculta a gran parte de la población.

Al mismo tiempo en uno de los medios de comunicación de masas más influyente aparece un creador que nos muestra a simpáticos animales que, además de hablar - como en las fábulas antiguas - bailan, cantan, tienen emociones, piensan, se relacionan ... Es un mundo de ficción animado en que los animales aparecen con todos los atributos humanos. Y la influencia de Disney sobre todas las capas sociales es enorme. Un mundo feliz, de animales sonrientes que esperan las caricias de manos humanas.

Quizás H.G.Wells no fuera un visionario pese a sus celebérrimas obras La máquina del tiempo o El hombre invisible. Pero es en La isla del doctor Moreau donde nos muestra un doctor (¿investigador?) que en una no habitada isla, lejos de las miradas humanas, va dando forma humana a los animales. El lugar donde los opera o transforma es llamada la casa del dolor. Es un relato escalofriante. Monstruos de apariencias humanas se reunen para escuchar la palabra, que es la ley a obedecer

El género humano parece ser la especie animal capaz de modificar y transformar los hábitats en los que vive con tal fuerza que puede llegar a transformar todo el planeta con todos los seres que en él existen. Utilizamos los animales de todas las formas posibles en busca de nuestro provecho. Para nosotros son seres sin derecho alguno. De vez en cuando algunas imágenes hieren la sensibilidad de algunas personas, pero de una manera u otra, la explotación de mundo animal prosigue imparablemente. Las leyes del mercado mandan.

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